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Historia de Cenicientos

Cenicientos. ¿Por qué este nombre?. El pueblo se llamaba San Esteban de la Encina y, dicen que en plena reconquista, el rey solicitó desde su corte de Toledo, guerreros y armas para la lucha contra los musulmanes. Al preguntar al alcalde si podía aportar cien lanzas, éste le respondió: “con cien y cientos puede contar su majestad”, de ahí el nombre de Cenicientos. La otra version de la procedencia del nombre dice que este viene originado por el color ceniza que presenta su paisaje granítico y por el asentamiento de pastores que roturaban y quemaban las tierras para convertirlas en pasto.

Es muy difícil concretar el origen exacto de Cenicientos, pero si se puede decir que los primeros moradores de sus tierras vivieran allá por la época de los romanos (siglo IV d.C) como lo pueden atestiguar los restos de Piedraescrita un santuario dedicado a la diosa Diana, fechado entre el siglo II y el IV d.C; no obstante éstos nunca fueron unos asentamientos estables de población.

Posiblemente Cenicientos no fuera fundado hasta después de la Reconquista por Alfonso VI en el siglo XI, siendo en el año 1188 donde por primera vez se hace alusión a «La Peña de Cenicientos» y consta la autorización del Arzobispo de Toledo para la fundar una iglesia en el lugar de «Piedra Escripta». Reinaba por entonces Alfonso XI.
Desde estas fechas perteneció Cenicientos a la Tierra y Señorio de Escalona (Toledo), siendo la siguiente referencia escrita el final de la construcción de la iglesia de San Esteban Protomártir en el año 1564, contando el pueblo con una población de unos 500 vecinos. El crecimiento que Cenicientos hubiera podido tener se vio truncado por el azote de un año de peste desde agosto de 1598 cobrándose más de 1.100 personas.

En el año 1633 Cenicientos obtuvo el título de Villa siendo rey Felipe IV, con una población de apenas 120 vecinos.

Durante el siglo XVII la localidad conoció su esplendor mientras estuvo vinculada a tierras toledanas de todo este periodo son viejos caminos históricos que se conservan en el término: el Cordel de San Juan, vía pecuaria que recorre el sur del término en dirección a la actual presa de San Juan, o el antiguo camino de Escalona.

El siglo XVIII fue de gran prosperidad, alcanzándose el máximo esplendor en la agricultura (trigo, cebada, garbanzos, viñedos, centeno, algarrobas y olivares) y ganadería (vacas, ovejas, cabras y cerdos) y sus productos (carnes, queso y lana). De la tierra se aprovechaban sus pastos, bellotas y piñones, siendo también conocidos su cera, miel y seda.
Las únicas industrias existentes eran los dos molinos de cereal, cuyas ruinas aún se mantienen en pie y un tejar. La Villa contaba con los oficios tradicionales: carpintero, sastres, herreros, zapateros. Las únicas tiendas eran la de comestibles, de tejidos, así como un carnicero municipal y una taberna. Entre las profesiones liberales se tenían un escribano, un médico y un cirujano y cuatro maestros. Cuatro eran las ermitas que por entonces existían, de las que sólo queda la de la Virgen del Roble. En 1786 los vecinos censados eran 933.
Cenicientos se integró en la provincia de Madrid en 1833

El principal sustento de Cenicientos ha sido siempre la agricultura y la ganadería exportando vino, aceite, embutidos, harina y pan e importando loza, ultramarinos y tejidos. Los edificios municipales en el siglo XIX eran el Ayuntamiento, el Hospital de pobres, el Pósito, la Cárcel, la Fuente del Roble y el Cementerio. Más de 1.500 habitantes sumaban ya en 1889.

En el siglo XX se alcanza el pico de población con 3.109 habitantes en el año 1930. Es en este siglo en el que se tienen los mejores servicios contando con tres tiendas de ultramarinos, tres de tejidos, siete tabernas, un cine, dos fondas y una posada. Los servicios sanitarios estaban formados por una Clínica Sanitaria, tres médicos, un practicante, una farmacia y un veterinario. Esto era en el año 1960

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